lunes, 15 de febrero de 2016

Darse cuenta de las dificultades.... y de las soluciones

Cuando nos surje un problema y nos coje de imprevisto muchas veces no sabemos como afrontarlo y nos bloqueamos. Vemos el problema, intentamos analizarlo, buscamos la manera de afrontarlo, pero no lo conseguimos. Nos empeñamos en solucionarlo de una forma y no vemos otras alternativas. Conseguimos con mucho esfuerzo sobreyevarlo, y una vez pasado con la calma y la tranquilidad, se nos ocurren otras alternativas más fáciles. 

Otras veces tenemos un aspecto que queremos mejor pero no somos capaces de hacerlo. Queremos dejar de fumar, ponernos a dieta, hacer más ejercicio, estudiar, etc. Van pasando los días y no conseguimos mantenernos firmes con el objetivo marcado. Es necesario un compromiso total con la meta marcada y un cambio de 180 grados para conseguirlo. Haciendo las cosas a medias no se consigue nada, y pasados unos días se acaba abandonando. Después del fracaso nos sentimos mal, nuestra autoestima y autoeficacia disminuyen y se hace más dificil que empredamos metas semejantes otra vez.
Si estas dedicido a cambiar algo de tu vida que no te gusta, analiza bien la situación, compromete al 100 por 100 con ello, busca la mejor forma de llevarlo a cabo, pide ayuda si tienes alguna duda, y se flexible para modificar la forma de afrontarlo si ves que no consigues los objetivos deseados. 



Darse Cuenta


Me levanto por la mañana.
Salgo de mi casa.
Hay un socavón en la acera.
No lo veo
y me caigo en él.


Al día siguiente
salgo de mi casa,
me olvido que hay un socavón en la acera
y me vuelvo a caer en él.

Al tercer día,
salgo de mi casa tratando de acordarme
de que hay un socavón en la acera.
Sin embargo,
no lo recuerdo
y caigo en él.


Al cuarto día,
salgo de mi casa tratando de acordarme
del socavón en la acera.
Lo recuerdo y,
a pesar de eso,
no veo el pozo y caigo en él.


Al quinto día
salgo de mi casa.
Recuerdo que tengo que tener presente
el socavón en la acera
y camino mirando al suelo.
Y lo veo y,
a pesar de verlo,
caigo en él.


Al sexto día,
salgo de mi casa.
Recuerdo el socavón en la acera.
Voy buscándolo con la mirada.
Lo veo,
intento saltarlo,
pero caigo en él.


Al séptimo día
salgo de mi casa.
Veo el socavón.
Tomo carrerilla,
salto,
rozo con la punta de mis pies el borde del otro lado,
pero no es suficiente y, caigo en él.


Al octavo día,
salgo de mi casa,
veo el socavón,
tomo carrerilla,
salto,
¡llego al otro lado!
Me siento tan orgulloso de haberlo conseguido,
que lo celebro dando saltos de alegría...
Y, al hacerlo,
caigo otra vez en el pozo.


Al noveno día,
salgo de mi casa,
veo el socavón,
tomo carrerilla,
lo salto
y sigo mi camino.


Al décimo día,
justo hoy,
me doy cuenta
de que es más cómodo
caminar...
por la acera de enfrente.
Jorgue Bucay (Cuentos para pensar, RBA 2007)

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